La ampliación de la casa permitió triplicar la superficie verde del jardín, creando un espacio ideal para disfrutar del aire libre en cualquier época del año. El diseño priorizó las especies según dos estaciones. Mientras que el Acer palmatum destaca por su vibrante follaje en otoño, las azaleas de flores blancas ofrecen un contraste delicado en invierno y generan un paisaje verde todo el año.

La fuente actúa como punto focal El movimiento constante del agua, enmarcado por la presencia de papiros, aporta textura y dinamismo. Un recorrido con palmeras guía el camino y ofrece privacidad frente a los edificios vecinos.
Las lavandas también son protagonistas.

El elemento central de encuentro es el fogón, el cual conecta de manera armónica el jardín original con la nueva extensión, aprovechando los desniveles del terreno para añadir interés visual al recorrido. Además, se incorporó una huerta y un antiguo rosal trepador de color rosa pálido, que suman encanto y funcionalidad al espacio verde.